D. Juan de Mata Espejo Molina
ORGANISTA, MÚSICO y COMPOSITOR
A las cinco de la tarde, del 2 de marzo de 1.855, nacía en el núm. 3 de la calle del Arroyo de Los Villares, D. Juan de Mata Espejo Molina.
Hijo de José Desposorio Espejo Ramírez, carpintero y organista de la parroquia y de Úrsula Molina Anguita, ambos, de Los Villares. Abuelos paternos Juan de Mata Espejo Ibáñez, sacristán de la parroquia, de Los Villares e Isabel Ramírez Ruiz, de Carchelejo; abuelos maternos, Luis Molina Luque y Rufina Anguita Alcalde, ambos de Los Villares.
Nacido en el seno de una familia muy ligada a la parroquia, su abuelo y bisabuelo fueron sacristanes de la misma durante setenta y cinco años y su padre organista durante veintitrés, Juan de Mata se crió en un ambiente familiar donde la iglesia y la música sacra eran dos constantes presentes en ella.
Algunos otros miembros de la familia de los Espejo también eran músicos y pronto marcharon a Jaén en busca de más amplios horizontes. Es el caso de Francisco Espejo, organero, con actividad en algunos pueblos y organista en la Capilla de San Andrés de Jaén en 1860 interinamente y luego efectivo en 1.878. Y un Vicente Espejo 2º sochantre a partir de 1.850. Es lógico que este ambiente motivara su temprana vinculación a la música en general y a la sacra en particular. Su formación como organista la recibe en la escuela que regenta el padre.
Tras el fallecimiento de su padre en 1873, Juan de Mata es nombrado organista de la parroquia de San Juan Bautista de Los Villares. Compaginó su labor como organista con la de profesor de música entre los jóvenes de Los Villares. En 1879 dirigía una de las dos bandas que por entonces existían en el pueblo. En julio de 1885, redactaba el primer “Reglamento que establece las bases para la fundación y Régimen de Bandas de Música”, en Los Villares. El reglamento constaba de treinta y seis artículos que regulaban los derechos y deberes de sus componentes –director y músico- las sanciones por su incumplimiento y las actuaciones de la banda.
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Incansable compositor de esta primera etapa son composiciones como “Coplas a Nuestra Señora de los Dolores” y “Gozos al Patriarca San José”, no olvidemos la notable vinculación del gremio de los carpinteros de nuestro pueblo con esta devoción.
Suyas son también una serie de composiciones dedicadas a la Patrona y muy populares en Los Villares, “Ave María”, “Ramillete”, “Misterios del Rosario” y “Letrillas a Nª Sª del Rosario”, obras que hizo en colaboración con Dña. Ángela Molina Luque, prima hermana del compositor, quien les pondrá la letra, y que son parte notable del patrimonio musical de la Patrona de nuestro pueblo.
El 9 de junio de 1.884, a la edad de 29 años, siendo ya organista de la parroquia de San Juan Bautista, contrae matrimonio canónico en Los Villares con Elvira Luque Alcalde, estableciendo su residencia en la calle del Arroyo, 23. Del matrimo-nio nacerían dos hijos, Ángel y Mateo, éste último también sería organista.
La escasa dotación económica, al hallarse separados en la parroquia los empleos de organista y sochantre, insuficiente para mantener a una familia, es la causa que provoca la salida de Juan de Mata Espejo de su pueblo. En abril de 1888, tras el nacimiento de su segundo hijo, había solicitado al Obispado un aumento de la renta, solicitud que es denegada, alegando desde el Obispado las escasas existencias en la fábrica de la parroquia y el que su situación es muy parecida a la de otros muchos organistas de la provincia.
En enero de 1892 solicita la vacante de organista, que, por renuncia de su propietario, existía en la parroquia de Santiago Apóstol de Valdepeñas de Jaén, y tras el informe favorable de don Antonio Ruiz Muñoz, párroco de Valdepeñas, el 28 de enero de 1892 se le concedía la plaza, en propiedad, de organista de la parroquia de Valdepeñas de Jaén, donde residió hasta finales de siglo en que se traslada a Jaén.
En Jaén, vivió en la típica y estrecha calle de San Bartolomé, por lo que estuvo muy ligado a los proyectos musicales de esta parroquia. En Jaén, D. Juan de Mata Espejo se dedicó profesionalmente a la música. El Alcalde Cancio Uribe le encomendó en 1.901 la formación de la Banda Municipal de la que se le nombró director interino. Luego se presentó a la oposición convocada para ocupar la plaza en propiedad, obteniendo un segundo lugar en la terna correspondiente.
Ejerció una amplia labor docente con una academia particular de música y dirigiendo capillas musicales en acontecimientos religiosos.
Trabajó como profesor de música en la Real Sociedad Económica de Amigos del País (1911); como organista interino en la Capilla de San Andrés (1911); profesor de música y director de la Banda del Batallón Infantil (1915); organista de la parroquia de San Bartolomé (1.916); vocal de la Comisión Diocesana de Música Sagrada (1.918).
Aun estando fuera de su pueblo, nunca renunció a sus raíces y habitualmente se asoció a los eventos musicales de su pueblo natal, escribiendo muchas partituras para Los Villares y sus tradiciones religiosas.
Precisamente, en honor de la imagen de Ntra. Sra. de los Dolores, tan venerada en Los Villares desde el s. XVIII, escribió una de sus mejores obras, las “Coplas a los dolores de Ntra. Señora”, obra ambiciosa compuesta para órgano, violines, flauta y contrabajo y con voces de triples, tenores y bajos.
En Jaén se interpretó mucho, sobre todo en la concurrida novena de N.P. Jesús, donde se popularizó mucho.
Precisamente por este amor a su pueblo natal gestionó muchos años la presencia en la Semana Santa de Jaén de la entonces prestigiosas Banda de Música de Los Villares, cuya presencia fue habitual en las procesiones de la Expiración y N.P. Jesús, en las primeras décadas del s. XX.
Fue autor también de un “Preludio de Concierto”; “Las Fiesta de mi Pueblo”, valses para piano; de una “Letanía a tres voces” que en ocasiones se interpretó en la Catedral y de un “Compendio Teórico de Solfeo” organizado en tres cursos.
Al enviudar, se recluyó en su casa con su hijo Mateo –también músico ydesde entonces su actividad musical se fue apagando lentamente.
Fallecía en aquella casa de la calle de San Bartolomé, un 25 de octubre de 1.942 a la edad de ochenta y siete años, dejando tras de sí una profunda labor como organista y compositor. Al día siguiente recibió cristiana sepultura en un nicho del patio primero del antiguo cementerio de San Eufrasio.
Es don Juan de Mata Espejo Molina, otro de nuestros villariegos ilustres, seguramente el músico más importante nacido hasta el momento en nuestro pueblo, y a quien debemos un reconocimiento oficial y recuperar su figura para la historia de Los Villares.