Juan Romero y Lola Pérez son los protagonistas de la boda, es decir, los novios. El enlace se celebró en Alcalá la Real, dicha celebración contó con 420 invitados de los cuales 2 autobuses fueron de Los Villares, ya que el novio era villariego. La boda tuvo lugar el día 19 de Agosto de 1962 en la iglesia de la Consolación, con un banquete posterior en el salón Trompero.
Durante la celebración fue todo muy bien, el banquete era abundante y del gusto de los invitados pero en el baile empezó la historia. La mayoría de los invitados empezaron a vomitar, incluida la madre del novio que salió a la calle a vomitar en un mollejón y la gente que pasaba por allí decía: “¡Qué vergüenza! ¡Qué borrachera tiene la madre de la novio!”, ya que al principio se pensaba que el problema venia de haber bebido demasiado. Al taxista, que era Michelín, le pasó igual que a la madre del novio, también vomitaba y se creía que era un imprudente por beber tanto cuando tenía que llevar a los novios a Granada. Después de llevarlos, como pudo, a la vuelta tuvo que parar el coche y en una cuneta el hombre estuvo hasta que se pudo recuperar de vomitar y de cagar.
Los invitados de Alcalá lo tuvieron un poco mejor pues pudieron irse a sus casas a recuperarse pero los villariegos lo pasaron peor ya que tenían que volver al pueblo en autobús. La familia del novio que viajaba en coches particulares, al ponerse tan malos con esas cagaleras, lo atendieron en la casa de los novios como pudieron pues la familia de la novia también estaban malos. Era tanta la gravedad que tuvieron que llamar al médico y tuvieron que ponerles suero, inyecciones y claras de huevo bien batidas con agua para que no se deshidrataran.
Los villariegos que tuvieron que viajar en autobús de vuelta a Los Villares corrieron peor suerte. Tuvieron que ir parando todo el camino en los retretes de Catillo de Locubin y de Valdepeñas, era tanto el mal estar que cagaban de dos en dos dándose la espalda y cuando tenían que parar en medio de la carretera ensuciaban y vomitaban donde podían y algunos decían: “¡Te veo!” y otros contestaban: “Da igual si nos vamos a morir”. Uno de los invitados se tuvo que quedar en Catillo de Locubin porque estaba muy grave y pidió un notario para hacer el testamento pensando que se moría.
Los autobuses terminaron llenos de vómitos y caca tanto por fuera como por dentro, por lo que la empresa de autobuses tuvo que desinfectarlos en Jaén. El origen de la intoxicación fueron los dulces, se hicieron una primera tonga de dulces, pero se creyeron que eran pocos y se pidió una segunda tonga. El problema surgió en que después de la primera tonga de dulces, las perolas hechas de cobre, no se fregaron bien y quedaron restos de la primera masa y eso con el cobre hizo que fermentara e intoxicar a la segunda masa de dulces, por lo que no todos los dulces estaban malos pero se mezclaron sin saber que dulces había comido cada cual, con lo que algunos invitados no se pusieron malos.
Los novios se enteraron de lo ocurrido en Ceuta durante su viaje de novios mediante el periódico, “El foro de Ceuta”.
Al final todos se recuperaron y pudieron contarlo, como cabe de esperar, esta boda dio mucho de lo que hablar durante muchos tiempo y hasta se sacaron chistes para los pasteleros: “Entre Jacobo y Calisto van a dejar a Alcalá listo” y para el padre de la novia: “Manuel tiene muchos cojones pero en la boda de su hija se cagó en los pantalones”.
Esta pareja ha tenido una vida muy feliz llena de amor, prueba de ellos son sus 6 hijos, todos buenas persona, que recuerda el suceso con simpatía y humor.
Adoración Romero Galiano
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