La mañana abre la puerta a
tu embriagador aroma
a resistencia de esperanza.
El día trascurre con su
emblemático arco iris
que hace que se refleje en mí
tu sonrisa tan única.
La tarde cae con su apacible
arrogancia, dejando
ese gajo de sol en lo efímero
acariciando mi alma.
La noche me invita a dormir;
mas tengo el privilegio de
soñar contigo un
letargo infinito.
Porque el amor surge.
nunca se da, el amor
se ofrece.